El número de quienes se fueron durante siete años se acerca a la cantidad de personas que llegaron en la ola migratoria desde Venezuela.
Cada día vuelan de Colombia 1.244 personas, para no volver. Así lo muestran tanto los registros de la Aeronáutica Civil como de Migración Colombia, en los que se mantiene la histórica diferencia entre las personas que salen del país frente a las que entran.
Según los resultados más recientes de la encuesta Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID) de la firma Gallup, de febrero del 2024, el 30 por ciento de los consultados en Colombia respondió que emigraría de contar con los recursos necesarios, detrás de República Dominicana, Ecuador, Honduras, Bolivia, Nicaragua, Perú y Guatemala.
Durante el 2019, en medio de la normalidad previa a la pandemia, cada mes se registraba la salida del país, por los aeropuertos, de 670.000 personas en promedio, y la llegada de un poco más de 650.000. De esta manera, cada mes unas 17.000 personas no regresaban.
Luego vino el bache por los cierres en el mundo que trajo el covid, con flujos mínimos de viajeros. Pero desde septiembre del 2020 se comenzaron a recuperar gradualmente esos movimientos de gente desde y hacia Colombia, y para septiembre del 2021 ya habían alcanzado los niveles normales.
Luego, incluso, se superaron esos flujos habituales. Entre octubre del 2021 y julio del 2023 el promedio mensual de pasajeros saliendo aumentó a 734.000 y, el de pasajeros llegando, a 696.000. Así, el promedio mensual de personas que no vuelven aumentó a 37.800. O, en otras palabras, 1.244 personas por día.
De esta manera, entre enero del 2019 y julio del año pasado, por los aeropuertos salieron de Colombia, para no regresar, 1’300.353 personas. Para febrero del 2020, el acumulado anual de personas que no regresaban era de 204.483 personas, pero para julio del 2023 se aumentó a 447.856 personas sin regresar al año. Marzo es el mes en el que resulta mayor la diferencia entre el número de personas que se van frente al de las personas que entran al país. Por ejemplo, en marzo del 2022 fueron 101.000 personas saliendo más que las que entraron al territorio.
Las tendencias que muestran la salida y entrada desde y hacia el país de personas por vía aérea dan una idea clara del comportamiento total. La razón es que casi la totalidad de la emigración es por avión. Es así como, en el 2022, las salidas por aeropuertos representaron el 97 por ciento del total. Quienes se van por tierra son solamente el 2,8 por ciento; por mar, el 0,1 por ciento, y por río, solo 2 de cada 100.000 salidas, de acuerdo con Migración Colombia.
El número de quienes se fueron durante siete años se acerca a la cantidad de personas que llegaron en la ola migratoria desde Venezuela.
Cada día vuelan de Colombia 1.244 personas, para no volver. Así lo muestran tanto los registros de la Aeronáutica Civil como de Migración Colombia, en los que se mantiene la histórica diferencia entre las personas que salen del país frente a las que entran.
Según los resultados más recientes de la encuesta Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID) de la firma Gallup, de febrero del 2024, el 30 por ciento de los consultados en Colombia respondió que emigraría de contar con los recursos necesarios, detrás de República Dominicana, Ecuador, Honduras, Bolivia, Nicaragua, Perú y Guatemala.
Durante el 2019, en medio de la normalidad previa a la pandemia, cada mes se registraba la salida del país, por los aeropuertos, de 670.000 personas en promedio, y la llegada de un poco más de 650.000. De esta manera, cada mes unas 17.000 personas no regresaban.
Luego vino el bache por los cierres en el mundo que trajo el covid, con flujos mínimos de viajeros. Pero desde septiembre del 2020 se comenzaron a recuperar gradualmente esos movimientos de gente desde y hacia Colombia, y para septiembre del 2021 ya habían alcanzado los niveles normales.
Luego, incluso, se superaron esos flujos habituales. Entre octubre del 2021 y julio del 2023 el promedio mensual de pasajeros saliendo aumentó a 734.000 y, el de pasajeros llegando, a 696.000. Así, el promedio mensual de personas que no vuelven aumentó a 37.800. O, en otras palabras, 1.244 personas por día.
De esta manera, entre enero del 2019 y julio del año pasado, por los aeropuertos salieron de Colombia, para no regresar, 1’300.353 personas. Para febrero del 2020, el acumulado anual de personas que no regresaban era de 204.483 personas, pero para julio del 2023 se aumentó a 447.856 personas sin regresar al año. Marzo es el mes en el que resulta mayor la diferencia entre el número de personas que se van frente al de las personas que entran al país. Por ejemplo, en marzo del 2022 fueron 101.000 personas saliendo más que las que entraron al territorio.
Las tendencias que muestran la salida y entrada desde y hacia el país de personas por vía aérea dan una idea clara del comportamiento total. La razón es que casi la totalidad de la emigración es por avión. Es así como, en el 2022, las salidas por aeropuertos representaron el 97 por ciento del total. Quienes se van por tierra son solamente el 2,8 por ciento; por mar, el 0,1 por ciento, y por río, solo 2 de cada 100.000 salidas, de acuerdo con Migración Colombia.
LA EMIGRACIÓN ILEGAL
Y en cuanto a la emigración ilegal, un reciente informe de las autoridades migratorias estadounidenses da cuenta de los cerca de 170.000 colombianos que fueron detenidos cuando intentaban ingresar a dicho país. La cifra, récord histórico, corresponde solo al año fiscal 2023 y supera en 30 por ciento la del 2022. Y dista mucho de las casi 10.000 personas retenidas en 2021.
Ese volumen de connacionales intentando entrar a Estados Unidos sin los permisos legales, ubica a los colombianos como el grupo que más creció en cuanto a detenciones en estos últimos 24 meses con un salto del 1.700 por ciento, ubicándolos, además, como el quinto grupo con más migrantes detenidos ese año fiscal, después de los mexicanos, guatemaltecos, hondureños y cubanos.
La situación no parece mejorar. Solo en el primer mes del año fiscal del 2024 fueron retenidos 14.000 colombianos, número muy similar al que se registró en septiembre y que representa un salto considerable frente a las cifras de junio, julio y agosto cuando el flujo pareció reducirse.
La magnitud de la emigración desde Colombia al resto del mundo es tal que el número de personas que salió y no regresó entre 2015 y 2022 se acerca a la oleada de migrantes venezolanos que recibió Colombia en el mismo periodo. En ese lapso, salieron del país, para no regresar, 1,4 millones de personas. Mientras tanto, de acuerdo con cifras publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) entraban 1’725.000 personas desde Venezuela, huyendo de la crisis humanitaria en medio del régimen de ese país. En el 2015, los venezolanos que vivían en Colombia eran 55.900 personas y el año pasado sumaron unos 1,78 millones.
Según Migración Colombia, de quienes salen por avión, el 92 por ciento se van por Bogotá, Medellín o Cali. Por el aeropuerto Eldorado, de la capital, se va el 64 por ciento; por el aeropuerto José María Córdova, de Rionegro y que sirve a Medellín, el 18 por ciento, y el 10 por ciento por el Alfonso Bonilla Aragón, de Palmira, que sirve a Cali.
Hace décadas, el principal era Estados Unidos. Los países a los que hoy viajan los colombianos son muy variados.
Uno de cada tres viajeros colombianos partió a Estados Unidos; uno de cada seis, a México, y el 12 por ciento a España. Esa es la información oficial de los viajeros connacionales.
Sin embargo, los destinos hacia donde viaja más gente no necesariamente son los mismos de donde la gente no vuelve. Es así como, en el 2022, los países a donde voló más gente y no regresó fueron Perú (79.773 personas) y Brasil (79.456). Luego están República Dominicana (56.173) y Argentina (45.864). Estados Unidos solo aparece en el quinto lugar, con 41.121 personas que no regresaron.
Lo cierto es que es difícil establecer si el número de personas que se registra sin regresar, de cada país, corresponde al destino definitivo hacia donde iban o si de ese lugar continuaban a otras naciones. O, por el contrario, corresponde a destinos definitivos que por ciertos periodos se vuelven más frecuentes para quienes quieren vivir en el exterior.
Jorge Restrepo, economista y profesor de la Universidad Javeriana, explica que los destinos de los migrantes se han diversificado ampliamente. Y esa razón obedece a que, en parte, muchos países —en especial los de la Unión Europea— han levantado los visados para los colombianos Y esto hace que ubicar los destinos finales sea más complicado, dada la facilidad de movilidad en regiones como esa. Inglaterra es uno de estos —sigue el experto— lo que se convierte en un factor de atracción para los connacionales que cada vez buscan mejores condiciones para trabajar o estudiar, incluso.
Lo cierto es que, por épocas, ha habido lugares que se afianzan como destino de la migración colombiana. Así por ejemplo en el ‘Perfil del colombiano residente en el exterior’ que elaboró Procolombia en el 2021, se menciona una primera ola en la década de los 60 hacia Estados Unidos; una segunda, en los 80 hacia Venezuela, relacionada con su auge petrolero. En los 90, una tercera hacia España, y una cuarta ola en los años 2000 con múltiples destinos. Sobre esta última, la Organización Internacional para las Migraciones explicó que el cierre de fronteras estadounidenses en los noventa animó a escoger otras alternativas como Canadá, Inglaterra, Italia, Francia, Australia, Alemania, México, Costa Rica, Argentina, Chile o República Dominicana.
Canadá y Australia son casos en los que se destacan procesos ordenados de migración legal promovidos por sus gobiernos. En cuanto a Chile, se estimaba que en el 2015 había cerca de 30.000 colombianos. Esa cifra aumentó en más de ocho veces en cuatro años, pues en el 2020 se reportaban casi 170.000 que decían haber salido del país por la violencia.
Así, al cabo de décadas de emigración, cálculos recogidos por entidades multilaterales que trabajan en ese sector han mostrado que en Estados Unidos vivían más de 1,6 millones de colombianos, y en España y Venezuela, aproximadamente un millón en cada uno. Entre tanto, en Ecuador hay unos 200.000, y en Panamá y México, aproximadamente 100.000. Y Argentina, un destino principalmente para estudiantes, la cifra se acercaba a 20.000 en el 2016.
En total, para el 2019 la sección migratoria de la División de Población de las Naciones Unidas tenía identificados alrededor de tres millones de colombianos fuera de su país, pero solo 539.000 estaban en los registros consulares.
“Me fui de Colombia porque allí no tenía oportunidad de hacer mi residencia y recibir una paga por ello, como si lo es acá en Argentina”. El testimonio es de Aida Rosa Muñoz Lorduy, pediatra de 33 años de edad, quien tuvo que salir del país en busca de mejores condiciones y alternativas para crecer profesionalmente.
Según Migración Colombia, de los colombianos que salieron en 2022 el 63 por ciento viajaba por turismo. Un 24 por ciento por ser residentes e ir al país donde residen. A estudiar iba el 2 por ciento. El 11 por ciento salió por algún motivo profesional como trabajo, negocios, ser de la tripulación, ir a un evento o ser de una comisión oficial.
Expertos de entidades multilaterales consultados para este reportaje multimedia señalan que dentro del crecimiento constante de la emigración colombiana, además de quienes se van tras algún trabajo o por estudio, también se destaca la salida en los sectores militar y sanitario.
Puntualizan que de cada diez personas que se van, cuatro lo hacen por motivos económicos; otros cuatro, en busca de oportunidades educativas; dos se van en “búsqueda de mayor libertad”, y otros dos dicen que buscan un mejor estilo de vida. En menor proporción, otras razones son matrimonio, reuniones familiares, tener conocidos en el país de destino o el acceso a servicios.
Así mismo, cuatro de cada diez mencionan el alto costo de vida como razón para emigrar, y tres de cada diez, la situación política. Y casi tres de cada diez (29 por ciento) se considera víctima de los conflictos armados; Madrid es la principal ciudad receptora de esta población.
No obstante, frente a ese compendio de razones, los expertos advierten que “la migración no garantiza el éxito, debido a factores externos”.
“Lo que la gente llama el sueño americano se acabó hace muchísimo tiempo”, dice Silvia Trujillo Carreño, nacida en Cúcuta hace 25 años y quien se fue para La Florida (Estados Unidos) a buscar mejores oportunidades.
Población joven viaja tras oportunidades educativas y laborales. Familias completas buscan mejor calidad de vida. Otros solo quieren un trabajo.
Tiene 45 años y está separada. Es madre de un hijo de 25 años que está a punto de graduarse como artista plástico.
En el primer semestre del 2021, cuando no habían llegado a Colombia las vacunas contra el covid, viajó a vacunarse a Estados Unidos. Unos familiares, que habían migrado varios años atrás y que decidieron quedarse indocumentados tras perder la visa, buscando un mejor porvenir, la recibieron en Nueva York. Y se quedó 15 días de vacaciones.
A los seis meses regresó. Pero esta vez no solo quería descubrir las maravillas de la Gran Manzana. Su objetivo era saber cuán rentable, realmente, era trabajar en ese país. Y consiguió empleo, durante 15 días, con unos colombianos que tienen una empresa que se dedica a limpiar los estragos de las edificaciones que se incendian o quedan averiadas tras algún desastre natural. Fue entonces cuando comprendió que sería una buena idea montar una compañía que se dedicara a lo mismo, pues comprobó que era un negocio muy próspero.
Ese segundo viaje duró un mes. El tercero ocurrió seis meses más tarde. Su plan era tramitar la visa como estudiante de inglés, pues no quería perderla. Pero esos trámites se tardaron más de lo planeado y, faltando cinco días para que se vencieran los seis meses de estadía permitida para los extranjeros en ese país, no tuvo otra opción que quedarse indocumentada.
“Había renunciado a mi cargo como gerente y representante legal de una compañía de transportes y era accionista de una compañía de aplicaciones de servicios de transporte. Aunque era un buen trabajo, no tenía la oportunidad de crecer o mejorar mi economía, ni de poder cumplir mis sueños”, cuenta esta colombiana de 45 años.
Tras esa decisión, siguió ganándose la vida con el mismo trabajo. Pero no solo iba a trabajar. Su objetivo era estudiar cómo funciona ese mercado. Hasta que a mediados del 2023 fundó su propia empresa y empezó a tocar puertas y a presentar propuestas en las firmas que trabajan con las aseguradoras. Su objetivo es facilitar la mano de obra para esas labores. Pero nada que le dan una oportunidad. “Aquí, como en todo el mundo, todo funciona con roscas. Pero yo no desisto”, sigue, y cuenta que ese empleo lo combina como domiciliaria de una aplicación en la que la gente hace mercado. Ella debe ir a comprar lo que le encargan y luego hace la entrega en un carro que compró con sus ahorros.
Colombia ha pasado por varios periodos migratorios en las últimas décadas. ¿Se podría hablar de una nueva ola?
Hay una movilidad en toda la región, no solo de Colombia. Lo que hemos visto en los últimos cinco años es una tendencia intrarregional muy grande en América Latina. Hay movimientos de ecuatorianos, haitianos, colombianos y nicaragüenses, entre otros. Igualmente, sigue la movilidad hacia Estados Unidos y, en algunas partes, hacia España. Si bien las personas procedentes de países como Honduras, El Salvador y Guatemala eran los que tradicionalmente iban más al país norteamericano, hoy hay una mayor mezcla de otras nacionalidades, incluyendo colombianos, ecuatorianos y peruanos, entre otros. El número de migrantes colombianos no autorizados encontrados en la frontera pasó de apenas 6.000 en el 2021 a 125.000 en el 2022 y en los once meses del 2023 iba en 146.000.